martes, 24 de marzo de 2015

querido eduardo 1

Querido Eduardo:
Seguramente te preguntarás por qué te escribo a vos.Curiosamente,yo me hice la misma pregunta.Y la respuesta llegó de una forma inesperada.U na respuesta no siempre se amolda a las palabras.En este sentido,solamente puedo decir que se trata de un sentimiento.Un sentimiento compartido.Cuando leo algunos de tus libros,o cuando te escucho hablar en los videos de internet,siento que algo de mí se escapa de mi pecho,como si volara a tu encuentro para abrazarte.Y al hacerlo, se suman al abrazo tántos seres que no me alcanza mi rudimentaria matemática para poder contarlos.Pero tampoco hace falta,pues en ese momento siento que vos,yo y todos los demás somos uno.
Te descubrí no hace mucho.Ando transitando los cincuenta y en mi trayectoria recorrí caminos que  marearon a mi alma en su afán por encontrar la verdad.Los llamados Libros Sagrados de casi todas las latitudes poblaron mi biblioteca con datos alentadores,pero poco confiables en cuanto a  que exigían a mis alas de gorrión  volar tan alto como las águilas.Así fue como,después de varios intentos fallidos,pude comprender que el cielo no era mi morada.Un cielo de paz y gozo imperturbables donde la perfección es la contraseña para poder entrar.Y una vez adentro,mirar a este mundo en el que  vivimos desde   una altura emparejada al Monte Olimpo.Alguna vez me sentí muy cerca de los dioses.De hecho,me parecía mucho a ellos.Juzgaba como ellos lo profano,lo banal,lo inconsistente de la naturaleza humana.Hasta que un día miré mis alitas ensangrentadas de tánto agitarse y estrellarse contra las puertas de una vida inmaculada.Y caí.Decidí caer movida por el llanto que provenía de las calles atestadas de gente confundida.Gente que caminaba con celulares en la mano intentando comunicarse con otros en la misma lamentable situación de soledad.No fue por compasión,como lo hubiese hecho el Buda.Lo hice por mí misma,en el primer acto de respeto y fidelidad a mi conciencia del que tengo registro.Toda esa maraña de gente sentía como yo.El llanto,la ira,la frustración,la desesperanza…la desconfianza.Miré dentro de mí y reconocí todos esos sentimientos resguardados bajo el manto dorado de mi espiritualidad.Y así fue como emprendí mi viaje de retorno.Viaje que al principio,se trató de una estrepitosa caída a tierra firme.Pero todos aquellos que saben de lo que estoy hablando,también saben que debajo de la tierra hay otra tierra,más oscura,más pantanosa.Al principio asusta un poco.Hasta que uno se acostumbra y va descubriendo el tesoro de la creatividad recubierto de fango.Es parte de la vida en los mundos subterráneos:remover el fango…ensuciarse las manos y jugar al alfarero con las propias emociones!!Es bastante inútil renegar de aquello que nos hace únicos en todo el universo.Y fijate vos que sin embargo,paradójicamente,nos educan para eso.En la casa,en la escuela,más tarde en la universidad.Nos enseñan a pensar demasiado.Con el agravante de que además nos enseñan a pensar lo que otros han pensado.El pensamiento propio,original es visto y considerado como algo peligroso.Tal vez porque ese tipo de pensamiento no excluye al sentimiento,sino por el contrario,lo integra para una funcionalidad sana dentro del contexto de las relaciones humanas.Pero,justamente por eso se lo considera subversivo.Una funcionalidad sana no figura en el programa de marketing  que requiere hacer de la persona un ente manipulable y controlable que se ajuste  a los decretos escrupulosamente camuflados de libertad.Pensar por uno mismo es romper las reglas.Y si se rompen las reglas,se acaba el juego!!
En esa tierra oscura que te mencionaba más arriba,vamos encontrando restos fósiles.Esqueletos que nos emparentan con la muerte.Calaveras cuyos ojos se fusionan en un vacío aterrador y que al mirarlos nos sumen en la oscuridad de nuestros miedos más ocultos.Desafiar al miedo con la incipiente luz del corazón nos ayudará a transitar en la penumbra confiando solamente en nuestra propia capacidad de amar y aceptar,porque la aceptación de las cosas tal como son, es un derivado natural del amor.
Crecí como casi todos, con el estigma de la culpa impreso en cada célula de mi ser.Mi formación se remonta a una escuela religiosa.Por lo tanto,a partir  de este momento me referiré a ella como “mi deformacion”.En aquella institución recibí todos los estímulos necesarios para convertirme en una adicta emocional.Depender de Dios para resolverlo todo en la vida.Hacer  lo que estuviera a mi alcance y más allá de él para complacer a esa figura patriarcal que se regocijaba con mis limitaciones.Porque ya sabemos que errar es humano y perdonar es divino.Allí aprendí a elaborar un listado jerárquico de lo que se considera pecado.Pero,principalmente,con mi deformación aprendí a esconderme de mí misma,dado que mis verdaderos sentimientos no coincidían con lo que Dios pretendía de mí.